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sábado, 29 de mayo de 2010

Siguen sin oírnos

El diálogo eficaz, la concertación, la paz, son principios y valores absolutamente necesarios para encauzar adecuadamente los esfuerzos de quienes hemos elegido a Villa Gesell, como destino permanente de nuestras vidas y no como “teatro de operaciones fugaz”, de nuestras ambiciones personales.
En un contexto de inseguridad latente, pobreza, exclusión social y desempleo que no logran ser superados por las políticas y programas oficiales y por la precariedad e impotencia de las instituciones representativas locales. Sumamos ahora un nuevo motivo de confrontación, comprometer el equilibrio ecológico con un rally que nadie solicitó, un rally que no fue publicitado con antelación, porque sabían las autoridades que sería rechazado por todos a los que dicen representar, es volver a ignorar los deseos y necesidades de los vecinos y pensar con el bolsillo y no con el corazón.
Para superar esta situación, que compromete el presente y el futuro de la ciudad, sus autoridades y ciudadanos, debemos recordar algunas cuestiones de principio.
Estado y sociedad civil son corresponsables de lo que ocurra con el futuro de la ciudad. Todos los actores, especialmente los político-partidarios, deben hacer el esfuerzo necesario para concertar alternativas de solución a los problemas económicos y sociales más serios que originan estas confrontaciones, el diálogo eficaz, la concertación, la paz, son principios y valores absolutamente necesarios para encauzar adecuadamente los esfuerzos de actores públicos y privados hacia el desarrollo sostenible, en sus diversas escalas.
En la mayoría de las ciudades cuando se trata de insuflar vida a reliquias arquitectónicas con los recursos de la arquitectura contemporánea, intervienen profesionales altamente capacitados y muy comprometidos con sus ideales. Se establecen diálogos emocionantes entre lo antiguo y lo nuevo; y la cultura siempre sale ganando de estos experimentos que buscan preservar la tradición cultural de una comunidad por medio de un encuentro con la arquitectura del presente. Seguramente, el objetivo que anhelamos debe ser el mismo, promocionar nuestra ciudad y que lleguen cada vez más turistas Cuando nos invitaron a conocer unos de los lugares más interesantes de la costa atlántica y quedamos enamorados de la Villa, ¿nos mostraron construcciones faraónicas y carreras de autos? … ¿Por qué no nos preguntamos qué es lo que nos impactó tanto de Gesell, que nos hizo venir a radicarnos aquí?
Cuando hemos mirado por la tele, esas imágenes de los antiguos safaris, recordemos que nadie pensaba en los daños ecológicos que se producían (mataban por placer todo tipo de animales); nadie objetaba el trato servil a que obligaban a los habitantes de la tierra, (eran las bestias de carga que trasladaban sobre sus cabezas el campamento) y nadie hablaba de los desmanes que los europeos, dueños de las armas de fuego, protagonizaban.
El Rally París-Dakar también era “un safari”: un daño ecológico inmenso, con un trato servil hacia los nativos y con todo tipo de desmanes por parte de los expedicionarios.
Los pueblos afectados trataron por todos los medios de disuadir a los organizadores de suspender estas actividades, sin respuesta alguna, hasta que las reacciones tomaron forma efectiva y los nativos dueños de la tierra amenazaron con actos terroristas si insistían con el Rally.
Los organizadores, a la sazón más que deportistas se habían convertido en empresarios lucrando a troche y moche, ya que las marcas de vehículos pagan bien y los derechos de TV también, entonces tuvieron que mirar hacia otros lugares del globo terrestre para continuar con el negocio.
Pensaron en el Cañón del Colorado, pero los yanquis los sacaron a los piques; pensaron en Canadá, pero ni pudieron hablar con el Gobierno; pensaron en Australia, pero los ecologistas australianos los sacaron volando. Solo quedaba Sud-América, continente relativamente virgen, que podía ofrecer buenos márgenes de rentabilidad, a pesar de las coimas obligadas que los funcionarios locales exigen para cualquier idea.
Está nueva atracción inconsulta que nos ofrece “la gestión” y “los amigos por la plata” no es una competencia lineal de vehículos, sino una ancha franja de vehículos de todo tipo, autos, camionetas, camiones y motos, que atraviesan zonas arenosas frágiles y únicas destrozando a su paso el suelo y la vegetación nativa".
"Cuando la situación ambiental es la peor de su historia, con sequías e inundaciones, dejamos que pase esta franja de depredación como si todo estuviera bien, como si abundara el agua potable. Dejar que el rally pase por dunas, zonas de arena y otros ambientes frágiles es una barbaridad."
Con estos argumentos "de peso" se justifican los accidentes, las muertes y la destrucción que siempre ha provocado el Dakar. Los mismos argumentos se podrían utilizar para promover y subsidiar el turismo sexual. Es de necesidad y urgencia posponer intereses personales y sentarse a dialogar francamente sobre que ciudad se merecen nuestros descendientes. Otro tema, para que Dios y la Patria se los demanden.

Eduardo Stivale

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