La cita era a las 20 horas, como todos los miércoles en la plaza Primera Junta, cuando llegué ya había un número importante de vecinos, algunos de los referentes de ese conglomerado que concurre desde el principio a estas convocatorias, más otros para los que era su primera Plaza. Identifiqué entre estos últimos a una comerciante caracterizada de la ciudad con su hija, a otra señora con sus hijos ya grandes (pioneros), una parejita con su bebé, preocupados por los robos en la ciudad, que hace tan sólo meses eligieron para desandar la vida, y a un señor mayor que, preocupado, también decía que la culpa era de “ese” Aníbal Fernández.
De pronto, mientras todos prestaban atención a lo que se hablaba, se escuchó potentemente desde los altavoces de un patrullero que pasaba por la 3: “Demasiada carne para tan poco perro”. Estupor, sorpresa, indignación …fue una mezcla rara de sensaciones. Un periodista preguntaba si habíamos escuchado. Una señora avisaba que ya volvían por la vereda de enfrente. Otro vociferaba el número de interno del móvil.
La televisión y la radio en directo comentaron lo sucedido. Al poco tiempo se dilucidó todo: el mensaje “mafioso” proferido desde el móvil policial, había sido dirigido al agente que hace de consigna en el Bingo, quien se encontraba acompañado de pulposa dama. Después se dijo que llamó el Comisario a uno de los referentes para aclarar todo y que el subordinado había sido castigado por haber utilizado un utilitario de la fuerza para jugarle una broma a su camarada.
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